Glaucus atlanticus
Estas células se almacenan en el intestino del glauco, y luego pasan a los extremos de sus ´plumas´. Cuando una célula se dispara al ser tocada por un enemigo, otra será enviada desde el intestino para ocupar su lugar y mantener la línea defensiva, hasta que las reservas se agoten.
El Glaucus Atlanticus es un molusco nudibranquio. Estos animales pasan su vida flotando de cabeza en el agua, en mar abierto, sostenidos por una burbuja de aire en sus estómagos.
El nudibranquio Glaucus, sin embargo, no sólo se come a las aguavivas: les quita nematocistos y los conserva en unos sacos en la punta de sus cerata, esos apéndices en forma de abanico. Este es su mecanismo de defensa, y es terriblemente efectivo.
Algunas veces el viento los empuja hasta las playas, donde quedan varados. Son pequeños, se alimentan casi exclusivamente de aguavivas o ´carabelas portuguesas´, Physalia physalis, las cuales parecen medusas pero son en realidad colonias de pólipos. La picadura del Glaucus es, de hecho, bastante más peligrosa que la de la aguaviva, porque el nudibranquio selecciona para sí sólo los nematocistos más venenosos.
El nombre del género, Glaucus, viene de Glauco, un personaje en la mitología griega. Hijo de Poseidón y la náyade Nais, o quizá de Nereo y Doris, Glauco era ciertamente divino; sin embargo, el mito lo muestra como un humilde pescador. Un día, después de mascar unas plantas mágicas, Glauco se metamorfoseó en un hombre sirena, con melena y barbas color verde alga y una cola enroscada como la de un pez.
Se suele encontrar en mar abierto en las aguas cálidas de las costas australianas, sudafricanas y europeas. Gracias a una bolsa de aire que tienen en sus estómagos consiguen flotar a merced de las corrientes marinas.
Con apenas unos pocos centímetros, este ser que parece recién salido del planeta Pandora de Avatar, es capaz de alimentarse casi en exclusiva de las venenosas ´carabelas portuguesas´.
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